LA LEÑADORA.
Si crees que tienes buenos amigos, haz que te metan a la cárcel, verás que nadie se acuerda de ti... o algo así decía Bukowsky. El viejo tal vez exageraba, aunque hay algo más sencillo para averiguarlo. Una cosa que debe tener siempre presente en su lista de cosas que NO debería hacer en su puñetera vida, no importa qué, no importa quién, es hacerle de Cupído por un colega, sobretodo si es un miado llorón que carece de confianza en sí mismo reflejándose en su incapacidad para acercarse al género femenino, en especial el puto día de San Mugretín. A años luz de esta reflexión, en su momento sólo pensé, bueno, qué puede pasar, ¿verdad?, sólo es decir algo, señalar a tu amigo para que él haga su magia mientras tú te largas. Lo demás que tome su curso, a favor o en contra. Ya preguntarás al día siguiente los detalles agridulces, jo. Así pues, Tú misión, Jim, si decides aceptarla, es convertirte en un puente entre esos dos "Extraños en la noche"...
Lamento quebrar esa atmósfera de "romance" pero era de día. El asqueroso turno matutino siempre hervía en hormonas adolescentes en la "plaza central" de la preparatoria. No era difícil identificar a los del primer año porque volteaban para todos lados como si fueran unos pinches turistas. Eso sólo era para irse acostumbrando a lo que vendría en los siguientes años. Globos de helio con figuras de personajes de moda, predominaban los de forma de corazón con sus frases genéricas de amor culiao, ramos de rosas o una simple unidad, chocolates caros u otros baratitos según el tamaño del bolsillo o proporcional a tu urgencia de cepillarte a tu novia, jo. Podías ver gente alrededor dándose arrumacos aquí, allá y acullá. Seguramente algunos encuentros sudorosos terminaron en nacimientos inesperados en Noviembre. Oh, sí, tal vez usted no fue planeado si nació por ese mes.
Al abrirnos paso entre ese enjambre de amorosos besuqueándose para llegar a la salida, mi colega vio a la posible dueña de sus quincenas. La morra era de tez muy blanca, estatura mediana, chamarra aborregada de leñador a cuadritos, espalda amplia, cabello largo amarrado en una coleta larga que le hacía parecer Rapunzel... en esteroides. No era rubia, tenía la cabellera castaña. Se veía algo tosca en sus tratos, risa de trueno, brazos de puto roble. A mí no me parecía atractiva en absoluto, pero hey, cada quien sus malditos gustos, aunque sean exóticos XD. Mi amigo, ese Don Juan primerizo, no compró nada para colocar el anzuelo, sólo mi amistad barata como señuelo. Me mandó a la guerra sin fusil. Como sucede en esas películas medievales con tantas imprecisiones que los historiadores tuercen la boca, cualquier cosa que saliera mal, bueno, el mensajero se llevaba las papeadas. A los mensajeros los mataban cuando hacían encabronar a los reyes o príncipes destinatarios, pero eso sí, ellos tenían la bondad de regresarte en un caballo amarrado y tu cabecita sonriente decapitada al lado ¡Cuánta bondad, cuánta gentileza de mandarte a casa por el FedEx de aquellos años!.
Recuerdo que la morra estaba sentada en una de las jardineras, sus amigas ya la habían abandonado pero ella seguía allí absorbida en el puñetero celular (ya podías grabar video pero la calidad de la resolución era todavía algo pedorra). Eso facilitaba las cosas para mí. Era momento de acabar con esta mierda, caminé rápido en su dirección. Una vez zanjada casi en su totalidad la distancia, por alguna razón, volteé a ver sobre mi hombro y mi colega ya no estaba, eso me hizo detenerme en seco, casi me estrello con un par de enamoraditos con sus enormes globos de "TE QUIERO, maldito." Me vieron feo, pero ellos lo estaban más, después, siguieron en lo suyo. En fin, me puse a buscar con la mirada como niño perdido en el mercado a mi colega. El miedoso se había resguardado bajo la sombra de la copa de un árbol. Me saludó y con señas me dijo que continuara. ¡Qué carajo!, tal parece que el asunto era más serio para él de lo que yo pensaba. Cávenle una trinchera bien amplia y profunda a la niñita, porque esto se iba a poner feo. Asentí algo confuso y seguí mi camino a donde la vikinga estaba sentada. La saludé lo más casual que pude, como lo haría Clarke Gable... pero terminando en Mauricio Garcés. Ella respondió el saludo sin ser indiferente, algo extrañada más no asqueada, ja ja ja. "¿Oye, amiga cómo te llamas?" y eso, dejé que la conversación fluyera como si la conociera desde hace ya un tiempo. Cuando NO se trata de la morra que te gusta, es sólo otra persona más en este mugroso tugurio llamado mundo. Seguí la cháchara "¿Oye, "fulana"(no me acuerdo cómo se llamaba la pinche vieja, perdonen ustedes), tienes la tarde libre?" Ahí fue donde creo que malinterpretó la situación. Tonto de mí, debí aclararlo antes, rápidamente agregué, "Uno de mis amigos..." , me cortó de manera tajante. Su rostro se arrugó un poco. Puso cara larga, luego ella dijo "¿No lo conozco de casualidad?", me hice el tonto. Vi que miraba en la dirección exacta de mi cuate. Le dije que no sabía, mientras tanto, mi camarada pretendía leer un libro. ¡Dios, qué falso se vio el sujeto!, ni yo pude creer aquello.
Esa Lavernia preparatoriana me salió perspicaz y avispada. Me agarró en curva. Por un momento no supe qué decir, un incómodo silencio hizo su presencia. Fácilmente pudieron haber incertado publicidad de la más cutre y larga en un banner en nuestra escena, ni quien se diera cuenta de nuestra presencia. Saben, en mi puñetera defensa, bendita gente del jurado, jamás se me informó de algún vínculo entre partes. Tal vez un romance tormentoso, tal vez un rechazo previo o ya varios, o ya sólo eran fantasías obsesivas rete-enfermas de mi amigo, ya sabe, un nutrido grupo de fotos de la chamaca encimismadas en toda una pared con hilos rojos conectándose uno a uno formando una espectacular telaraña en su cuarto. Me imaginé a mi colega afiebrado llamándola a altas horas de la noche, respirándole pesadamente en el auricular. La vieja miada bien asustada preguntando en voz aguda "Quién es y qué quiere". Del otro lado de la línea, sólo se perciben exhalaciones, sonidos de deseo animal. Click. La chica aterrada cuelga bruscamente. Esto no se dentendría ahí. El muy cabrón le marcaría diario recibiendo como respuesta unicamente líneas telefónicas muertas, sin poder saciar su desenfrenado líbido. ¡Ah, el amor, el amor! ja ja.
Le dije a la morra que me esperara un segundo y fui en busca de su "Romeo". A un par de metros por llegar, el horrible escenario ocurrió. Escuché unos pasos pesados y rápidos detrás de mi. La música del jefe final comenzó a sonar de fondo. De pronto, la morra se me cerró cual homicida camionero cortándome el paso. Todos mis pasajeros imaginarios salieron volando por el parabrisas y ventanas aledañas tras el enfrenón que di. No voy a mentirte niño miado, pensé que me iban a surtir. Lavernia comenzó a echarme bronca, me dijo hasta de lo que me iba a morir a la par que señalaba con el dedo a mi "amigo", el gallinita seguía oculto entre las sombras protectoras; imaginese a un cabrón alto de lentes, algo cacarizo, cabello negro, siempre utilizaba una gabardina negra, pero no era dark, ni gótico u otro, tal vez era sólo una víctima más de la moda impuesta por la trilogía de Matrix. La leñadora me berreaba a todo pulmón, se ponía roja como cualquier cabrón cuando se va a gritar a un estadio de fútbol. Ahora la gente de los alrededores pensaría que yo era el novio que le había puesto el cuerno a la amazona salvaje o algo así ja ja. Ya sólo faltaba que se descamizara y mostrara esos musculotes que sobresalían en esa no muy femenina figura. Nos habíamos vuelto el centro de atención del lugar. Los fresneles invisibles estaban puestos sobre nuestro drama de la Rosa de Guadalupe. Pff, con lo que me gusta eso, jo. Éramos ya una postal congelada en el tiempo, todos se habían quedado quietos, incluso algunos profesores estaban ahí de pinches chismosos. Para acabarla, mi amigo tomó sus cosas y salió huyendo de ahí a través de la salida del estacionamiento."Aguas turbias en el horizonte, capitán. Abandonen el barco; maricas, niñas y mujeres primero. Ah, que se muera el resto", pensé. Lavernia seguía en su drama, pero nada de puños, se veía que se moría de ganas. La nave se andaba quemando y yo todavía seguía dentro. Era tiempo de sonar la trompeta de retirada, sólo le pude gritar algo así como "SE TE ACABA DE IR, AMIGA" y después, en un movimiento irracional, le palmé el brazo como si fuera uno de sus conocidos. Por un momento dejó de gritar, por otro lado, bien, ella pudo haberme golpeado y noqueado sin problemas por invadir su espacio personal, jo. Esos brazos de leñadora daban miedo, debieron haberla visto, weón. No me quedé a averiguar cuál iba a ser su reacción. Me había echado a andar dejándola atrás. Me siguió los pasos pero ya no le presté atención, la vida continuó en la explanada sin nosotros. Saqué los audífonos de mi mochila junto con mi viejo discman y le puse play a todo volumen. Entonces, Creedence Clearwater Revival (o CCR para los panas) con su Fortunate Son aminoró sus exagerados gritos:
El Vietcong detuvo su persecución pasando las puertas amarillas de la entrada principal de la escuela, como si un campo de fuerza invisible hubiera contenido toda su ira, no por eso dejó de disparar su munición, pero entremezclándome entre la masa estudiantil, pudo gritarle a cualquiera, sin que nadie supiera a quien iban dirigidos los reclamos. Tal parece que lo único que le pude entender es que mi compañero y ella estuvieron en la misma secundaria, eso es todo... Todo lo que me dio la gana escucharle en realidad, no me pregunten detalles. Ya sólo pensé en la frase "Lavernia perdona al muchacho, su único crimen fue amarte" ja ja ja. De ahí en adelante, siempre animaba a que la gente se acercara a su persona de interés. Evitando malentendidos y posibles problemas. Nunca se preste a ser el mensajero, no le vaya a tocar la Rapunzel en anabólicos. A menos claro que le pidan apoyo para que sostenga la cartulina tradicional con frasesitas cursis tales como"Te amo perra miada" y así. Nunca falla, papi. Recuerde, mantenga su trasero fuera del asunto. Lo malo para ustedes, chamacos miados, es que ahora todo queda grabado para la posteridad en internet. Pónganse buzos.
TRIÁNGULO DE AMOR SECUNDARIO
Nadie gobierna en el corazón de otro, y si no le agradas a la persona que te gusta, bien, el mundo no se acaba. Existe gente que lleva al extremo los rechazos, esos locos siempre terminan mal, en la cárcel por ejemplo o se ponen un bonito nudo al cuello para quedarse como piñatas al vuelo. A veces encontrarás personas así... mejor dicho, los encontraron así lamentablemente. Lo malo es cuando tú estás en medio del fuego cruzado, por así decirlo, entre ese "triángulo de amor bizarro" sin que tú lo sepas.
Era el último año en la secundaria, seguía mi monótona rutina. El día de San Mugretín iba a ser mañana. El ambiente siempre se llenaba de feromamonas y manitas sudadas en la periferia. Durante el descanso, olvidé mi lonche, no había desayunado y las tripas hacían lo propio reclamándome como una maldita suegra. Se supone que el reglamento estipulaba que ningún alumno se debería meter al salón una vez estando en receso, pero bueno, a mí me valió barriga. Mientras subía las escaleras a mi maldito salón, unos tipos me interceptaron. Eran 3 jóvenes miados. No tenía el maldito gusto de conocerlos a todos, sólo a uno lo conocía de vista. Uno de ellos me preguntó "Eh, conoces a Yaneli?", le respondí que no sabía quien era. Se rieron entre ellos. Ibamos bien, ya habíamos roto el hielo. Volvieron a preguntarme esta vez describiendo a la chica en cuestión; tez morena, cabello negro largo, estatura pequeña, sonrisa Colgate. Les volví a responder lo mismo. Era la verdad. El wey que me era familiar no estaba del todo convencido de mi veldá. Era el matón de otro grupo de tercero, era más alto que yo y se veía a leguas que era el jefe de estos gamberros. Se apellidaba "Organista" (¿Cómo lo supe, bueno, en mis tiempos, se solían bordar los apellidos en los suéteres para evitar robos, pero aún así se los volaban ja ja ja, chale, pinche gente miada, por un triste suéter se dan a conocer). El tipo me dijo que ella sí sabía quien era yo, porque hace unos pocos segundos, la señorita me acababa de señalar, siendo la razón por la cual Los tres reyes magos me vinieron a visitar antes de tiempo. Tuve que indagar más antes de que me fueran a trapear por el suelo, digo, al menos quería saber porque me iban a llevar al hospital. Derecho romano básico, papi. La mocosa en cuestión era de primer año, si bien había una que otra morra bonita en ese grado, nunca fueron mi debilidad, a diferencia de ciertas niñotas de tercero, quienes estaban la mar de bien, algunas más desarrolladas que el resto, flores que innegablemente eclosionaron antes de tiempo, sobretodo una chica llamada Elizabeth. Ella me recordaba un poco a Madeleine de Los años Maravillosos, sólo que a diferencia de la original, esta chica tenía el pelo negro. Uff, tremenda mina mis colegas. Pero eso fue cuando yo estaba en segundo grado. Lamentablemente, esas sensuales ninfas no volverían jamás.
Organista no se contentó con mis respuestas porque, según la jovencita, yo la había invitado a salir al día siguiente. Eso me puso a sudar tinta, seguro en su nerviosa miopía la morrita se habría equivocado de sujeto. No soy ningún galancito de telenovela ni nada por el estilo. Una patraña salida de esos labios comprometía la situación. Decirle al mamón que su prospecto era una maldita mentirosa mancillaría a su querida, sin mencionar su honor y el inestable Romeo enamorado utilizaría sus puños para lavar la ofensa, llegué a pensar que tal vez era su hermanita o algo así. Qué podía saber yo. Seguramente la escuincla se quiso sacudir al vato de una vez por todas y señaló al primer fulano miado que vio para salir corriendo en lugar de enfrentar la situación y bateárlo bien lejos, por las razones que sólo a ella le incumben. Le dije "No, amigo. ni idea" y eso, continue subiendo las escaleras lentamente. El ambiente parecía tensarse aún más. El muy miado se puso algo pesado. Me dijo que ella me "andaba tirando el calzón" (sus propias palabras, muy sutil, muy educado el caballero), quería saber si todo era cierto. Por lo visto, al tipo le interesaba mucho aquella carita, ese culito lo traía mareao, tal vez sí estaba muy buena la chamaca, jo. Le volví a decir que NO había cruzado palabra alguna con la chica. Más que un celoso Menelao, ya parecía el puto padre de la chica, y uno muy castroso. Ese pinche cabeza hueca no entendía nada, pero habría que tener cuidado con los cavernícolas, ya sabe, hombre celoso, hombre muy fuerte, hombre romperte, golpearte hasta cansarse, hombre feliz. Comenzaba a pensar que no era buena idea acercarse a los baños que ya estaban a unos pasos. Entre esos 3 bellacos magos podrían levantarme y llevarme al Belén de porcelana para depositarme tiernamente cabeza abajo en venganza de andar enamorando "prospectos de novias" de otros sujetos. Si eso pasaba, me hubiera convertido en otro Tannen (de esa peli Volver al futuro) durante un par de horas antes de salir de la escuela, despidiendo olores inenarrables. Regresé sobre mis pasos intentando quitar aquellas terribles imágenes de mi cabeza. Organista dijo "Mira amigo, no quiero problemas, mejor dime la verdad". Ese hijo de puta se había puesto en modalidad policíaca. La Ley y el Orden: Unidad San Valentín. El gonorréa me achacaba cosas de las que ni él, ni yo, podíamos controlar, esos son los terrenos baldíos del corazón de alguien más, ahí no aplicaba su jurisdicción. Al ver que no se iban a tomar por culo, no me quedó de otra más que decirle, "Bueno, vamos a hablar con ella". Si la morra sostenía lo que dijo, estaría en muchos problemas.
Organista accedió y bajamos las escaleras, dejé que ellos se adelantaran porque ni idea de quien fuera la chamaca miada, no tardé mucho en identificarla pues se le desdibujó la cara al irnos acercando, ella se encaminó con sus amigas en una especie de nado sincronizado al otro patio. El líder trató de alcanzarlas pero sonó la chicharra, sólo teníamos 15 minutos de descanso, por cierto. Fue la primera vez que me sentí contento al ver esos sagrados minutos agotados. Agarré y me retiré a mi salón como si nada. Los tres alegres compadres también se fueron a sus respectivos salones. No tenía idea de que fuera a pasar a la hora de la salida. Le comenté a mis colegas lo sucedido. Más que comprensión, obtuve las esperadas y típicas burlas adolescentes, los muy miados hacían como si tocaran acordes violentos de un piano invisible, notas de muerte para mí. No obstante, uno de ellos la hizo de niñera y me acompañó a la salida. En la lejanía, en un lugar tranquilo pero aún visible, estaba Organista con sus guarros y la morrilla con sus amigas. Estuvimos ahí viendo la telenovela juvenil del momento ja ja ja. Podría parecer que el "tecladista" tenía la piel dura por fuera, ciertamente esa chamaca demostró lo contario. El diálogo, si así lo podrías llamar, fue breve. Vimos como la chica se retiró sin mediar tregua de manera indiferente. El sujeto se agarró la cabeza y se giró a sus compinches, tiempo después, se puso a lloriquear como Magdalena. Luego de expeler litros de dolor, se marcharon también. Bueno, sí, la morra no estaba mal, pero mejor aléjese de esas fulanas mentirosas, lo aventarán a los cocodrilos sin pensárselo dos veces. Al tal Organista le habían arrancado un pedazo del corazón sin siquiera tocarlo. Después de eso, no volvimos a cruzar palabra. Qué se puede decir, no fue mi culpa. Agradezco que la morra le haya hecho entrar en razón con el escalpelo de su crueldad ja ja, el sello de la casa en San Valentín en muchos casos. Salí sin ningún rasguño, estaba viviendo un amor de tres, como dice esa pinche canción del José José, así como también esa otra de New Order y su Bizarre Love Triangle:
El ESPARZA X2.
No conocí a muchos berracos que se hayan animado a vomitarle las tripas a otras morras. Ojalá, si se atrevieron, lo hayan hecho por su cuenta, entre dos, Tête-à-tête, para los miados refinados. Se necesita de mucha confianza, valor y salud mental para enfrentar el resultado. Aún así, es mejor arriesgarse a andar rascándose las cabezas de abajo para no torturarse con el constante ¿Y sí hubiera?
Será mejor que lea los comentarios del video, valen su peso en oroEl único sujeto que merecía mi respeto en ese ámbito, se apellidaba Esparza, héroe del salón, un extraño símbolo nacional preparatoriano, mierda, debieron canonizarlo, hasta el pinche Papa mete manos se postraría y le besaría la mano, o igual y le gustaban quinceañeros. Ugghhh.
Esparza no era el popular de la clase, no acudía regularmente, higiene cuestionable, risa escandalosa, adicto a los videojuegos, vamos, un perroflauta para muchos... sin el perro, claro, pero saben qué, no era un mal sujeto. Esparza en algún momento de confianza o de debilidad sentimental (ya te llegará el momento, niño miado), nos mencionó que le declararía su amor a una morra llegado el 14 de Febrero. Sinceramente no lo pensamos capaz de hacerlo. Hacía muchas bromas por lo cual era difícil discernir entre lo verdadero y lo falso, esta ocasión fue diferente.
En algún momento, antes de San Mugretín, recuerdo haber visto a la chica de su interés, tenía el cabello negro corto, un estilo bob como suelen llamarles los estilistas, ella tenía el hábito de colocar un mechón de su pelo detrás de la oreja, bonita figura, estatura mediana, tez blanca, mejillas rosadas, usaba poco maquillaje. Un conjunto agradable en general. Ante tal inalcanzable objetivo, nuestros juicios crueles salieron a flote como "buenos amigos". Bromeabamos de manera cizañosa que el galancito del salón se le adelantaría y la chamaca saldría con familia incluída. Al parecer habían varios interesados en ocupar esa vacante. Los días pasaban, todo indicaba que Esparza no haría nada.
Llegó el maldito día. Yo díría que Esparza hizo bien en no avisarnos cuando habló con la muchacha, de lo contrario, los más hijosputa le hubieran hecho papilla. No le presionamos, simplemente pensamos que eran habladurías de su parte. Después de acabar las clases, sin saberlo, yo iba pasando por ahí pues iba a ingresar a las canchas para un buen partido de frontón. Esparza se habia armado con un peluche pequeño del pato Donald. Lucía diferente, pero según él, conversando al día siguiente, sólo se había bañado, ja ja. Me mantuve al margen de la situación después de lo sucedido con LAVERNIA el año pasado. Me senté en una barda de piedra para ver qué sucedía alejado de ellos.
La chica estaba sentada, Esparza, con pelo engominado y pato en mano hablaba con ella. La conversación parecía que fluía sin problemas, había cruce de miradas y eso, todo con naturalidad, pero al parecer los amigos de la morrita estaban cerca, al lado de ella, viendo el espectáculo entre risas, observando tal como yo lo hacía a la distancia. Me parecieron unas putas hienas esperando lo inevitable. Los dos tortolitos estuvieron ahí durante un tiempo. Esparza le entregó el pato, ella lo recibió de buena gana y sonrió. ¡Lo había logrado, el muy hijo de puta lo había logrado!. Todo mundo se tragaría sus palabras, incluyéndome, jo. Y después, un sonido imaginario de disco rayado me borró la sonrisa. Unas palabras más y Esparza se alejó con un semblante algo triste, la chica se levantó y se fue con su grupito de amigos. Le dio el pato a uno de ellos. Sus colegas examinaron el juguete detenidamente como si fuera un objeto extraterrestre, luego, los muy culiaos se pusieron a jugar futbol con el muñeco, supongo, hasta donde las costuras del peluche lo permitieron.
Al día siguiente, él solo nos dijo todo lo que había pasado. No perdió su ánimo de siempre, al contrario, se rio de su delicada situación. Puedo rescatar varias cosas de este suceso; primero, a pesar de que la morra estaba cerca de sus amigos, nuestro compa sacó pecho, yo diría fácilmente una copa doble D, y habló con ella, segundo, la chica lo rechazó porque tenía novio, y al menos, en este caso, bueno, era cierto. La morra andaba con otro vato pero Esparza no lo sabía, o si lo sabía, decidió echarlo a la suerte. Tercero, mi amigo tenía otros prospectos, no sé si volvió a intentarlo, pero siguió checando otras pieles y no se puso a lloriquear eternamente por alguien que simplemente no era para él. Así pues, venerable gente del jurado, considero que todo mundo debería ser como el Esparza, si los batean, pues ni modo, así es la vida en la zona, es mejor saberlo, pero no por eso dejen de buscar si acaso alguien más les gusta. A diferencia del Esparza, conocí a varios sujetos que jamás se arriesgaron a hablar con las chicas que los hacían babear, a pesar de tener más ventajas tanto en lo estético como en lo económico. Lo último que recuerdo de este muchacho es que quería ser dentista. Así que si conocen a un Esparza, pregúntenle si pudiera ser aquel héroe sin capa.
En fin, así es el juego, amigos. A veces ganas, otras pierdes, y en otras ocasiones, tal vez podrás ser víctima de algún trapo. Dios me los guarde de que terminen como Begbie ja ja ja. En conclusión, chamacos, no derrochen su dignidad, no todas las personas valen sus mocos.... si creen que ya tocaron fondo, vuélvanse youtubers genéricos famosos o abran un onlyfans que, a final de cuentas, es lo mismo XD. Si me los mandan a la zona de los cuates, recuerde, incluso Batman (con voz de Superman, jo) tuvo que cantar su dolor para desahogarse... y salvar a la mujer cochinilla :V.
Etiquetas:
Recuerdos de Vietnam, San Valentín, 14 de Febrero.



No hay comentarios.:
Publicar un comentario