La burocracia es la peor parte del pinche mundo adulto. Se piensa de manera ingenua que los burócratas detrás de sus escritorios serán personas responsables con cada miado que llegué a visitarlos, pero sabemos de antemano que eso no es así en general. A estas criaturas les pagan hagan bien su trabajo o no. Si hay una cosa que detestan es gastar saliva para orientar o dar indicaciones. Otra cosa es el pinche salario, ellos saben por adelantado será una puta mierda de paga, opino que esa es una de las muchas razones por las cuales esta gente te quiere tratar con la punta del zapato, tal vez usted sea así. Siendo el caso, debería buscarse otro empleo multitasking con mejor paga a cambio de su maldita salud, dejemos su alma como aval por si las dudas. Nada malo en buscar una mejor pagar y esperemos, dejen de fregar gente en el proceso.
Cuando te vuelves más viejo, entiendes que hay gente que no le puede gustar el lugar donde labura, curra, chambea o como le quieran llamar, ciertas personas se quedarán ahí por comodidad o por necesidad, rara vez alguien se queda porque realmente le gusta su trabajo y hace frente a los retos del día a día. La triste realidad es que la mayoría detesta su chamba y eso siempre se ve reflejado de una forma u otra en su desempeño, hablamos de individuos con la cara larga durante todo el maldito día de mierda, después, la semana, completando el mes hasta pasar el año. Toda esa vida se perderá en rutina, esta gente se amargará con un limón, la mayoría de esos hijos de su reputa perra madre se llevan los problemas de casa al trabajo o tal vez en verdad sea maldad pura y dura. Espero equivocarme, pero ya nada me sorprende en estos casos.
Nunca voy a entender el por qué si la persona, el usuario o cliente, llega con buena actitud, el burócrata no puede ser un poco más afable en sus tratos, parece como si te hicieran un favor. También sucede una cosa curiosa, cuando dos hijos de puta se encuentran por casualidad de la vida, obedecen a esa propiedad fundamental de la materia la cual afirma que dos hijos de perra no pueden ocupar el mismo espacio, así, entre más hijo de su reputísima madre sea el usuario, recibe más amabilidad en el trato, desarmando al burócrata en su totalidad, dejándolo como un primerizo, un vil amateur frente a todos los demás. De seguro esta gente detrás de sus ventanillas enfermará de una u otra forma al paso del tiempo, cada cuerpo variará en resistencia claro está. Tenga en cuenta que el estar enjojado durante toda su puñetera vida terminará causándole cardiopatías, la presión arterial se les irá de paseo, tendrán su volcán estomacal de gastritis, el culo irritable, digo, colon irritable y otras dolencias. Francamente, no me extrañaría que alguno de estos malnacidos desarrollara cáncer, aunque eso aún no tiene una investigación sólida que lo pueda ratificar. Si es así, bueno, ahí tienen su dichoso Karma, si es que acaso cree en eso y perdone, algunos se lo merecen..
Hablemos también de las personas que sí se ponen la camiseta en su trabajo, sea donde sea, esas frutas frescas recién llegadas con miras al futuro y que quieren dar una nueva dirección a su entorno, ya sabe, facilitar el trabajo en áreas de oportunidad. Lo más seguro es que también terminen odiando su entorno una vez los contagien de positividad sus compañeros con más tiempo en el trabajo.
Como cualquier cosa en esta vida, esto es un arte, hijito y más te vale que aprendas rápido. Al ir a un trámite no sabes con lo que te vas a encontrar, es una moneda al aire. No obstante, parece que siempre hay una constante. No quiero caer en estereotipos pero lo más común es toparte con una criatura semejante a esta:
El hecho ocurrió en la Hemeroteca Nacional de la UNAM, ubicada en el centro cultural. Verá, alguna maestra de redacción que nunca dio clases a lo largo del bimestre, decidió que por fin era hora de dejar de hacerse pendeja y dejarnos un trabajo final en equipo, uff, como me "agradaba". Pff, al diablo. Ese maldito trabajo calificaría toda su materia (ella tenía unas anécdotas escalofriantes de hacerse amiga de las ratas que se metían a su casa, oh, sí, hijo fue real, aún ahora tengo regresiones cinematográficas a lo Vietnam), se la pasaba hablando de puras estupidces, parecía comedia del tipo stand up, sólo le faltaba su micrófono, y una luz cenital sobre ella en medio de la oscuridad. Era una maestra mueble, por decir menos.
A ciencia cierta, no recuerdo qué tipo de nota nos pidió, pero era de a huevo acudir allí. En esa biblioteca tenían unos librotes rojos con colecciones de periódicos muy chidos, sólo había que tener cuidado al manejarlos porque algunos ya estaban algo amarillos, como era de esperarse. Esa tarde anduvimos buscando esa dichosa nota en particular. Algo que la maestra perdida en sus debrayes ratoniles tuvo el agrado de olvidar, fue mencionarnos que para entrar necesitabas una identificación, para entonces sólo contabas con tu credencial escolar, o si ya contabas con automóvil, pues un carné de conducir (sí, carné, hijo). Traer esa madre a todos lados era lo último que pensabas en esos años (en realidad no hace muchos, sin embargo, reponer esa credencial era imposible y por lo mismo no me la llevaba, ya sabe México Mágico y sus asaltos). Si tú no vivías cerca de la UNAM, pues estabas en problemas porque el personal no te iba a dejar pasar. De hecho, cuando yo y otro compadre llegamos a la entrada, lo primero que escuchamos fue a un de los dependientes batear bien lejos a otros muchachos que no llevaban identificación. Intercambiamos una mirada de "señores, ya valimos verga" porque ninguno de nosotros portaba la puta credencial. Decidimos hacernos los tontos e intentar pasar desapercibidos esperando otro nutrido grupo de estudiantes, el cual por cierto, tampoco traía multipass. Mientras eran entrevistados y justo cuando ya pensábamos que lo habíamos logrado, un tercer dependiente nos mandó a llamar para pedirnos la credencial. Los otros derrotados ya se habían retirado y seguía nuestro turno en el cadalso. Estábamos frente a 3 treintañeros dependientes (bueno, algo así) , el tercer hombre nos dijo: "Su credencial, jóvenes, por favor", "No...-le dude un poco- no traemos, señor". "Lo lamento pero si no traen una identificación, no van a poder pasar" culminó tajante el dependiente. Ninguno de nosotros dos vivía cerca y además con la carga de trabajos se complicaba la situación para coordinarnos, ni cómo olvidar que la fecha de entrega ya estaba también próxima. No queda otra que usar La vieja medio confiable: siempre que exista un problema, lloriquee con un superior. Había que actuar antes de que nos mandaran a la verga: "Con quién podríamos hablar para poder entrar" le dije, otro respondió "Uy, eso va a estar muy difícil por que hoy anda de mal humor- dijo con sorna. Yo le contesté casi inmediatamente algo como: "Sí, pero eso sólo es de lunes a jueves y ya no aplica los viernes" ("Ba dum Tsssss").
Sí, alguna tontada de esas, no me acuerdo bien la frase pero claro que recuerdo que tenía que ver con el día Viernes. El caso es que se rieron, no le voy a decir que se cayeron al piso sujetándose la barriga muertos de la risa, pero eso fue suficiente para que nos dijeran cómo entrar sin credencial. Resulta que en uno de los flancos de las escaleras de entrada había una especie de pilar, podías apreciar un espacio y sólo era necesario pegarte a la pared y seguir la forma de la estructura aunque pareciera que no te llevaba algún lado, si continuabas el recorrido ya estabas dentro, si eras robusto, no te convenía tentar al diablo porque era un poco estrecho.
Si usted lector piensa ingenuamente repetir la hazaña, me temo que se la va a tener que pellizcar pues alguien anduvo abriendo la boca de más. Era de pensarse que tarde o temprano algún avispado administrativo, coordinador o lo que fuera, decidiera sellar la entrada mágica con una suerte de barrera vegetal y reforzar el lugar con algo de metal. MALDITOS SEAN :V
Así es esto, amigos. Yo diría que si logra que un burócrata le ayude o se reía (no de usted, como siempre pasa, sino con usted), joder usted se ha anotado un logro desbloqueado. Con estos tristes ejemplos no le estoy diciendo que todos los Godínez son malos. He visto desplantes bastante indignantes por ambas partes, ahora más que nunca gracias a la maravilla de exhibir gente por medio de redes sociales, sin ninguna consecuencia, a menos que haya denuncia mediante un acta. Si usted es un burócrata, tal vez pudiera facilitarle los trámites si le explica bien a las personas, además de que se ahorrará tiempo y se evitará filas largas innecesarias por preguntas chojas. Quizás al próximo que pueda ayudar sea yo.
Por último, le deseo suerte en caso de que ande peregrinando entre trámites esperando logre finalizarlos con éxito.
Y recuerda, Luke, utiliza el carisma:
Etiquetas: La suciedad de la sociedad






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